GoT, entrevista con Peter Dinklage: ¿Será Tyrion el ganador de ‘Game of Thrones’?

A un día del inicio de la Sexta Temporada, el actor responde sobre su personaje.

Arte y Espectáculos23 de abril de 2016RedacciónRedacción

Tenía muchas preguntas para Peter Dinklage.

Quería saber qué se sentía ser el primer enano rompecorazones. Me daba curiosidad saber por qué su hija de 4 años se llama Zelig. Y también quería saber cómo era casarse en Las Vegas en secreto.

Pero primero le tenía que preguntar sobre los dragones. A pocos días del estreno de la sexta temporada, en la que el astuto y perverso Tyrion Lannister estará aliado con la reina de los dragones, Daenerys Targaryen, ¿fue divertido actuar con los dragones?, ¿o eran unas divas temperamentales que mordían ⎯o incineraban⎯ la escenografía?

“No son reales”, me aclaró mientras me miraba con sus ojos azules, grandes y caídos.

¿Quéééé? Estoy impactada de que a Dinklage se le salga un spoiler de esta magnitud, pues el grado de sigilo de HBO se parece tanto a la CIA que ha llegado a confiscar el celular de los extras y este año se rehusó a dar a la prensa episodios con antelación. (Otro dato menos revelador: HBO planea hacer un piloto de una comedia inspirado en mi libro “¿Son necesarios los hombres?”).

“Los dragones solo son una proyección”, explica Dinklage con su voz melodiosa de barítono. “Ah, lo que es trabajar con algo que no está ahí. A veces trabajo con ciertos actores que no están del todo presentes. Los chicos del departamento de efectos visuales te enseñan previsualizaciones, “previs”. Antes eran guiones gráficos, pero ahora ya los hacen bien en las computadoras y ves toda la escena: te ves con los dragones animados antes de que la hagas, para que la tengas en la cabeza. Es divertido. Me gusta”.


Esta temporada de “Game of Thrones” será la primera que vaya más allá de los libros de George R. R. Martin, como el globo terráqueo de la Edad Media donde marcan los territorios inexplorados con las palabras: “Aquí hay dragones”.

La quinta temporada terminó cuando Tyrion se ofreció a ser el Dick Cheney de Daenerys, interpretada por Emilia Clarke, y ayudarla a conquistar y gobernar los Siete Reinos.

“No la puedes comparar con Eleanor Roosevelt, creo”, confiesa Dinklage. “Ella es mucho más cool”.

Le pregunto acerca del comentario que hizo en Entertainment Weekly sobre que, como en el programa son frecuentes las muertes súbitas, el par podría “despedirse con fuegos gloriosos, con explosiones, como Bonnie y Clyde”. ¿Preferiría eso al Trono de Hierro?

“Creo que deberían desmantelar el Trono de Hierro”, responde descaradamente. “Fúndanlo y dénselo a los pobres. Es muy incómodo. Le dieron permiso a la reina de Inglaterra para que se sentara en él, pero no lo hizo. Pero, sabes, es una señora mayor y, como yo ya me he sentado ahí, puedo entender por qué: está hecho de espadas. A veces tu trasero se queda un poquito atorado”.

¿Será que alguna vez piensa en el programa en términos del mundo político moderno?

“¿Crees que Trump implemente el juicio por combate?”, me pregunta con picardía.

Yo señalo el hecho de que tanto Tyrion como Trump se vieron obligados a acallar rumores sobre su hombría.

“Sí, qué debate tan elegante fue ese, ¿no?”, y el actor se ríe. “Wow. La vida y la televisión se están convirtiendo en un mismo episodio”.

(Dan Weiss, uno de los creadores y escritores de “Game of Thrones”, dice que Trump le recuerda a Hodor, un tonto enorme que responde a todo lo que le dicen con una palabra: su nombre).

Estoy sentada con Dinklage, que lleva un chaleco sobre un hoodie negro, jeans negros, botas Blundstone y la mata de pelo sin cepillar, en un cuarto del muy elegante Hotel Wythe en Williamsburg, Brooklyn. Trae la última obra autobiográfica de Patti Smith. Sus ídolos son las personas que logran tener estilo sin mucho esfuerzo: Smith, Lou Reed, Tobías Wolf y Sam Shepard.


El actor, de 46 años, menciona que en los noventa, después de haber ido a Bennington College, vivió a unas cinco cuadras del hotel. En ese entonces intentaba tener éxito como actor y se mantenía con un trabajo de oficina.

Dink, como le dicen sus amigos, era el líder y cornetista de una banda llamada Whizzy y hasta presume una cicatriz de una noche salvaje en CBGB, el célebre club de rock Nueva York. Los integrantes del grupo se envolvieron con papel burbuja, repartieron dulces y tocaron una canción que se llamaba “Dwarven Funk Rap”, mientras Dinklage corría por el escenario gritando: “¡No soy ningún enano!”.

Dinklage, que mide 1,37 metro ha dicho que su condición, tener las extremidades cortas debido a una mutación genética, hizo que su adolescencia fuera “complicada”. Creció en Brookside, Nueva Jersey —es hijo de un vendedor de seguros y de una maestra de música— y asistió a una escuela católica llena de deportistas.

En 2005 se casó con la directora de teatro Erica Schmidt en Las Vegas. “Fui ahí para un evento de beneficencia”, recuerda. “Y ya que estábamos ahí, decidimos hacerlo. Fue un poco solitario. Tenemos un video en VHS de la boda que nadie nunca verá; lo enterramos dentro de una caja en lo profundo, muy por debajo del corazón de la tierra”.

Su papel en “Game of Thrones” le ha dado reconocimiento mundial. Y a diferencia de otros en la serie, para Dinklage es más difícil pasar desapercibido, así que es el blanco de todos los admiradores del programa (como yo), y de todos que de por sí se le quedan viendo, lo molestan o lo tocan para tener buena suerte, una superstición sobre los enanos.

Este actor, que es muy reservado y de bajo perfil, no tiene un publicista ni está en redes sociales. En internet corrió el rumor sin fundamentos de que su hija se llamaba Zelig. “Me encanta esa película de Woody Allen”, confiesa, “pero, ¿por qué le pondría a mi hija el nombre de ese personaje?”.

Cuando está en Nueva York de paseo con su sabueso y su hija, cuyo nombre prefiere no mencionar a la prensa, hay personas que le toman fotos, a veces de manera subrepticia, lo cual lo irrita, y a veces sin vergüenza alguna, lo cual le sorprende.

“El otro día esta adolescente llega y pone su brazo en mi hombro y se toma una selfie. Me dio las gracias y siguió su camino”, cuenta. “Casi hasta la perdonaba porque ella no le vio nada de malo. En cambio si tomas fotos a escondidas, sabes que no estás haciendo algo bueno. Muchas veces ni quieren conocerte, solo quieren la prueba de que te conocieron. El otro día estaba viendo la película de Steve Jobs en un avión y pensé: ‘Creaste un monstruo, amigo’”.

Hace poco un equipo de matemáticos hizo un análisis de redes sobre 107 personajes de la gran épica de George Martin y declaró a Tyrion el verdadero protagonista.

“Tyrion es el personaje al que todos quieren”, explicó Nikolaj Coster-Waldau, que interpreta a su hermano, Jamie Lannister. “Creo que es obvio que él está del lado de los buenos. Hasta cuando mata a su padre, inmediatamente entiendes por qué”.

David Benioff, el otro creador y escritor, piensa que la voz de Tyrion es la más moderna y tiene la perspectiva con la que es más fácil empatizar. “Todos queremos a Jon Snow, pero la mayoría de nosotros no somos héroes”, sostuvo Benioff. “Tyrion es un poco cínico, aunque también es capaz de dejar de lado ese cinismo”.

Le pregunté si Tyrion, el personaje favorito de Martin, del Presidente Obama, de la mayoría de los admiradores y mío, era imposible de matar.

“Nadie es inmortal”, replicó.

Dinklage se ríe de eso y dice de Benioff y Weiss: “Uy, intento ser agradable con esos dos. Créeme, los consiento con mucho licor y alegría”.

Le digo que el internet se desborda con comentarios sobre lo sexy que es, a lo cual responde de manera jovial: “A ver, ¿dónde estaban cuando yo iba a la escuela? Demasiado tarde, señoritas”.

Incluso con Coster-Waldau y Kit Harrington (Jon Snow) como competencia, la reputación de Dinklage como un donjuán sigue creciendo.

“Creo que no se ha hecho mucho a la idea de ser un símbolo sexual”, dijo Coster-Waldau. “No le gusta llamar la atención”.

Emilia Clarke testificó: “Su encanto es absolutamente irresistible. Una vez, mi mamá, que es muy inglesa, fue al set. Nunca había visto a esa mujer sonrojarse, hasta que volteo y veo que está hablando con Peter. Su ingenio es más agudo que el de Tyrion”.

Sophie Turner, quien interpreta a Sansa Stark, concuerda: “Tengo suerte de estar casada con Peter Dinklage en la serie. Ojalá estuviera casada con él de verdad. Tiene un atractivo sexual innato. Nada más con verlo aprendí a actuar con mis ojos”.

Dinklage es un bromista al que le gusta gritar cosas ridículas o hacer chistes justo antes de que griten “¡Acción!”.

Al preguntar sobre el descontento que ha creado el programa por su forma de tratar a las mujeres, Dinklage responde: “Me encantan las reacciones fuertes. Si no logramos que les hierva la sangre, sobre todo en este género, entonces no estamos cumpliendo con nuestro deber”.

Desde hace mucho Dinklage ha dicho que no quiere convertirse en un vocero o modelo a seguir de los enanos. (Él usa la palabra enano). Sin embargo, hizo una excepción cuando recibió el Globo de Oro en el 2012 y habló de Martin Henderson, el enano inglés al que lanzaron al aire en un bar.

Aunque al empezar su carrera rechazaba papeles de duende, ahora desea hacer una película sobre un duende llamada “O’Lucky Day”. “Tiene una perspectiva muy diferente al respecto”, aclara.

Ya al irnos, sin pensarlo, repito mi frase de despedida que uso tanto para hombres como mujeres que fueron encantadores en la entrevista.

“Gracias, eres todo un muñeco”, le digo.

Me echa una mirada que me deja helada.

Pero después sonríe. “Yo sé”, me responde.

Entrevista: Maureen Dowd, NYT

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